Liam Smith derribó por dos veces a Chris Eubank y terminó su combate en cuatro asaltos asombrosos en el Manchester Arena.
Tras un tercer asalto dominante de Eubank, Smith salió volando de las trampas en el cuarto, derribando a su rival por primera vez a los 45 segundos del asalto.
Eubank estaba muy malherido y Smith le derribó por segunda vez en cuestión de segundos, cuando el árbitro intervino para detener el combate a pesar de que Eubank intentaba seguir luchando.
La larga rivalidad entre Smith y Eubank Jr. se remonta a hace más de siete años, a raíz de una serie de duros enfrentamientos en sesiones de sparring.
El púgil de Liverpool estaba convencido de que era mejor boxeador, incluso después de subir al peso medio. Eubank Jr rechazó de plano esas insinuaciones, lo que enfureció aún más al ex campeón de la OMB.
A pesar de los díscolos preparativos de esta contienda, Smith era el favorito del público al entrar en un estridente Manchester Arena, abarrotado con 18.000 asistentes.
Era un escenario que ansiaba, un escenario que le daba la oportunidad de demostrar si podía recuperar su anterior condición de campeón del mundo una vez más.
Eubank no se dejó intimidar por el ambiente hostil y dejó a Smith esperando largo rato en el cuadrilátero. Subió a la plataforma del cuadrilátero y miró hacia el estadio, antes de saltar fácilmente por encima de la cuerda superior a la manera de su famoso padre.
Smith, representante de una dinastía de boxeadores, es uno de los cuatro hermanos que han ganado títulos británicos, han luchado por títulos mundiales y dos de ellos han sido campeones del mundo.
Su orgullo y potencialmente su futuro boxístico estaban en juego en este combate. Pero respondió a todas las preguntas que Eubank le había planteado con un gran final.