Lionel Messi tuvo un momento de magia en el partido número 1.000 de su carrera, en el que la bicampeona Argentina venció a Australia y se clasificó para los cuartos de final del Mundial.
Messi, de 35 años, disputó su partido número 119 con su país, que necesitó la ayuda de su brillantez para pasar a la siguiente ronda y enfrentarse a Holanda el viernes.
Argentina apenas había amenazado en la primera parte, pero Messi, del París Saint-Germain, remató con un delicioso disparo raso y desató las celebraciones de sus seguidores.
Los hinchas sudamericanos estuvieron de pie cantando todo el partido, y se alegraron aún más cuando Julián Álvarez castigó el error de Mat Ryan para doblar su ventaja.
Australia había ofrecido muy poco, pero sorprendentemente recortó distancias a falta de 13 minutos para el final, con un remate del suplente Craig Goodwin que se desvió enormemente en Enzo Fernández.
Pudieron empatar poco después por medio de Aziz Behich, cuya increíble carrera en solitario le llevó a superar a cuatro jugadores, pero su disparo fue magníficamente bloqueado por la resistencia de Lisandro Martínez mientras Argentina se adelantaba.
El mágico Messi cumple en un partido histórico
Australia frustró a Argentina durante 35 minutos, sentada en el fondo y compacta, sin dejar espacios en la retaguardia: un disparo salvaje de Alejandro Gómez que se fue muy por encima fue lo único que pudieron oler.
Sin embargo, cada vez que Messi tocaba el balón con su bota izquierda, el estadio se llenaba de emoción y respiraba con fuerza, esperando algo especial.
Y el pequeño mago demostró exactamente por qué se le considera uno de los más grandes de todos los tiempos en su partido emblemático, iniciando y finalizando una jugada que hizo bailar a las camisetas azulgranas en las gradas.
Messi vio cómo se despejaba un lanzamiento de falta desde la izquierda, pero Argentina recicló el balón, y Alexis Mac Allister, del Brighton, dio un pase a Nicolás Otamendi, que se la puso a Messi para que diera un toque y se colocara antes de rematar con precisión en la esquina inferior.
Con los brazos extendidos, Messi corrió a celebrarlo ante sus fieles después de convertir su noveno gol en la Copa del Mundo, el primero en un partido de la fase eliminatoria, para ponerse a uno del récord de Argentina de Gabriel Batistuta.
Su característica carrera se quedó en nada, pero entusiasmó a los espectadores, que rompieron a cantar “Messi, Messi, Messi”.
Pudo haber empatado -o incluso superado a Batistuta- en la segunda parte, pero se resbaló en el momento decisivo y lanzó un tiro directo a Ryan y otros dos disparos fuera de la portería.
El ex número uno del Brighton tuvo un momento para el olvido en su décima participación en la Copa Mundial -la mayor cantidad de veces con su país-, cuando dio un fuerte toque a un pase atrás, permitiendo a Álvarez, del Manchester City, colarse, girar y marcar a puerta vacía.
Después de su gesta en la fase de grupos, Australia quería dar otra sorpresa, y tuvo esperanzas gracias al gol fortuito de Goodwin a falta de 13 minutos para el final.
Pudieron llevar el partido a la prórroga cuando el lateral Behich emprendió una laberíntica carrera para superar a numerosos defensores, pero Martínez reaccionó en el momento justo.
Los Socceroos dispusieron de una ocasión aún mejor en el minuto 97, cuando Garang Kuol bajó el balón en el área, pero su disparo a la media vuelta fue bien atajado por los reflejos de Emiliano Martínez.