Este sábado se antojaba crucial para ver cómo se puede resolver el campeonato finalmente de la Bundesliga alemana, aunque se sepa desde hace días que el Bayern Múnich está a un paso del alirón.
De que fuera hoy o no dependía la actuación del Borussia de Dortmund, su perseguidor, que tenía una importante visita al Fortuna Düsseldorf. Aunque los de Lucien Favre, ya con la segunda plaza en el bolsillo y poco alicientes, han firmado un partido flojo, lejos de otros eléctricos y apasionantes que hemos visto en otras ocasiones en este equipo vertical, diseñado para atacar sin descanso.
Por eso tuvimos un encuentro falto de ritmo por momentos, de esos en los que la ausencia de público es mucho más notable todavía, con pérdidas absurdas de los hoy visitantes en muchas ocasiones, propias de una falta de intensidad que puede ser preocupante.
En el segundo acto quizás lo más destacado (hasta los instantes finales) fue el gol anulado a Raphaël Guerreiro, carrilero portugués que ha retornado del parón a un nivel sensacional, y que ha dejado ya grandes goles y acciones notables.
Eso y los dos palos en los instantes finales del Fortuna Düsseldorf, con ese disparo a la cepa del poste derecho de Bürki, fruto de un tiro seco y ajustado de Steven Skrzybski. Ya en el descuento este último tuvo otro remate a la madera que pudo haber dado los tres puntos a los suyos.
Pero el partido iba a dar un giro inesperado, porque el Fortuna Düsseldorf pagó caro haber perdonado tanto a su rival en las ocasiones que antes mencionábamos. Y es que Erling Haaland, fiel a su cita con el gol, volvía a marcar esta vez en los instantes finales. Una diana de cabeza, marca de la casa y aprovechando como siempre su gran instinto, para dar los tres puntos a los renanos sobre el pitido final.