Se ha despejado el camino para que Novak Djokovic juegue en el Abierto de Australia, después de que el gobierno australiano anulara una prohibición de visado.
La estrella serbia del tenis fue detenida en enero por negarse a vacunarse contra el Covid.
Fue expulsado del país 10 días más tarde, a pesar de haber interpuesto un recurso legal con éxito.
El país, apodado en ocasiones “Fortaleza Australia”, tenía algunas de las restricciones más estrictas del mundo contra la pandemia.
Cuando Djokovic llegó a Australia en enero, los casos de Covid se estaban disparando y las normas del gobierno exigían que cualquier persona que entrara en el país se vacunara, a menos que tuviera una exención válida de medicación.
Según el gobierno, Djokovic no cumplía los requisitos de entrada, por lo que se canceló su visado y se le prohibió automáticamente la entrada al país durante tres años.
Pero el ministro de Inmigración, Andrew Giles, cuyo gobierno llegó al poder en mayo, ha anulado la prohibición y está dispuesto a conceder el visado a Djokovic, según ha confirmado la BBC.
El martes, el jefe de Tennis Australia, Craig Tiley, dijo que confiaba en que Djokovic jugaría en el Abierto del próximo año.
“Sé que Novak quiere venir a jugar y volver a competir”, dijo a la Australian Associated Press.
“Le encanta Australia y es donde ha tenido más éxito”.
El campeón de tenis dijo a principios de este año a la BBC que voló a Australia creyendo que había obtenido las exenciones médicas necesarias.
Sin embargo, el 5 de enero fue detenido e interrogado por los agentes fronterizos en Melbourne, y su visado fue cancelado a primera hora de la mañana siguiente.
Djokovic fue llevado a un conocido hotel de detención de inmigrantes, donde permaneció mientras impugnaba la decisión ante los tribunales.
El tribunal anuló posteriormente la decisión de anular su visado, pero el entonces Ministro de Inmigración, Alex Hawke, utilizó poderes discrecionales especiales para volver a anularlo, argumentando que era “de interés público” hacerlo.
En los documentos judiciales, Hawke dijo que Djokovic era “percibido por algunos como un talismán de una comunidad de sentimientos antivacunas” y que su presencia en el torneo podría provocar “disturbios civiles”.
En Australia, muchos aplaudieron la decisión, pero también provocó un alboroto entre los partidarios que se reunieron frente a su hotel, así como en Serbia.
